miércoles, 9 de octubre de 2013

La Pochota

 
La Pochota milenaria o Ceiba Pentandra, símbolo sagrado de las culturas indígenas y del pueblo de chiapa de corzo ha sido participe de la historia de México y de Chiapas. Ya que presencio la destrucción del pueblo durante la invasión y dominio español 1524 – 1821.
 
Alrededor de la Ceiba mas antigua y de mayor tamaña en la ribera del rio Grijalva, la que los nativos veneraban y a la que llamaban la Pochota, se fundo el pueblo indígena de chiapa.
 
El 09 de octubre de 1945 fue intencionalmente quemada, destruyéndose la tercera parte del árbol, pero con la ayuda del pueblo se logro que una rama sobreviviera y creciera hoy la Pochota vuelve a lucir en todo su esplendor. En este día dedicado al árbol, la Pochota tendrá la protección del gobierno federal, estatal y municipal y de la ciudad en general.
 
Leyenda de la Pochota.
 
La Pochota se identifica por ser un árbol que tiene muchos años y se sabe que los abuelos y bisabuelos conocieron al Pochota, se dice que en ese árbol fueron colgadas varias personas en tiempos de conflictos que los indios de Chiapas la veneraban y que aparecen fantasmas por las noches, se dice que en su tronco salían unos enanitos que esos llenaban la fuente en la noche para que al otro día la gente encontrara su agua, lo cierto es que en 1950 alguien le prendió fuego casi hasta terminar con su vida pero resistió, mide mas de 30 metros de altura y ya fue nombrado por el instituto nacional de antropología como monumento histórico, este árbol con vida mas antiguo de Chiapas que ha visto crecer a muchas generaciones incluso existe una asociación en Chiapas de corzo que se encarga de protegerlo y cuidarla, pues es sin duda el árbol que le da vida a la historia del valle central de Chiapas.

Leyenda de las Campanas


 
En el campanario de la Iglesia de Santo Domingo se aprecia la presencia de una gigantesca campana que los religiosos llaman la campana mayor.

Dicen que cuando se terminó la Iglesia, tanto los religiosos como la población, encargaron la fundición de las campanas que requería el hermoso campanario. La construcción de la campana mayor y otra más pequeña se realizó en Centroamérica y cuando estuvieron terminadas salió la comitiva con la intensión de llevarlas a su destino final. De Guatemala a Chiapa de Corzo, en aquellos años duró varios meses, se sabe que ya en tierras chiapanecas atravesaron el Río Grijalva en el lugar más estrecho del mismo, conocido como la Angostura, en donde ahora se encuentra la presa que lleva ese nombre y precisamente en ese lugar, por desgracia, la campana más pequeña se desprendió de sus amarres y cayó en el río. En ese mismo intstante las aguas se encresparon, se apreció un enorme remolino y se formó una gran laguna, que se conoció con el nombre de Chuquiyaca. Como no fue posible rescatarla, los comisionados continuaron su camino a Chiapa de Corzo.

Para subirla al campanario se construyó una rampa de madera de cuadra y media y con grandes rodillos la fueron jalando. El eje se hizó del corazón del árbol de chico zapote y actualmente está amarrada con cadenas de gruesos eslabones por su peso. El badajo original era de oro y la aliación se hizo de cobre, bronce y oro. Los fundadores la bautizaron y así está grabado en ella, con el nombre de Teresa de Jesús. Cuando ocupó su lugar y se le hizo repicar, su sonido se dejó escuchar a gran distancia.

El badajo actual ya no es de oro, pues un sacerdote se lo llevó y le puso otro de fierro, con el que la campana perdió mucha sonridad. Se le conoce como "la campanaria".

La leyenda sostiene que la campana que se quedó en el río, repica desde el fondo del agua y sus repiques se escuchan desde lejos. Eso sucede, dicen unos a media noche, otros que en noches de luna llena. Ahora esta campana se conoce como la Campana de Agua. Los que escuchan sus repiques se sientes afortunados y elegidos de Dios.

El Cochito Horneado, Comida típica de Chiapa de Corzo


 
los restauranteros de esa ciudad, aseguraron que el cochito horneado es originario de esa ciudad, aunque se prepara y se consume en casi todo el estado, pero si de sazón se trata, prefieren el de Chiapa de Corzo.
 
Sus ingredientes son chile guajillo, chile ancho, pimienta gorda, tomillo, sal, manteca y carne de puerco.
 
El primer paso y que según el entrevistado es fundamental para dar el sabor adecuado, es licuar los ingredientes, que previamente debieron ser remojados algunos minutos en agua para suavizarlo, para que expida el olor agradable y el picante, que es lo que atrae a los comensales.
 
El resultado es una mezcla espesa, luego se coloca la carne de puerco en un sartén y se le agrega los ingredientes que han sido molidos para que se tenga un adobo adecuado, después se deja reposar un lapso de 20 minutos y enseguida la carne adobada se lleva a la lumbre, se le agrega sal al gusto y manteca.
 
El cocido debe durar unos 50 minutos, más tarde se lleva al horno casero un tiempo de 15 minutos, se le agrega el consomé y se le introduce la leña para darle el sazón al cochito. El olor que presenta es un atractivo para el visitante, se sirve con lechuga y cebolla.
 

El Pozol Chiapacorzeño

 

 
En Chiapas existe una tradicional bebida refrescante y alimenticia llamada pozol. Es una bebida de maíz blanco cocido y molido, batido en agua con la mano. Para los chiapanecos el pozol es, además una bebida refrescante y alimenticia, un complemento dietético semirritual y, para otros un tentempié.
 
Desde tiempos remotos, los indígenas chiapanecos (mayas, zoques y chiapanecas) preparaban una bebida refrescante y nutritiva compuesta de masa de maíz cocido, cacao y granos de pochotl, misma que la demoninaban pochotl. Con el tiempo, esta palabra fue transformada por los españoles en pozol, como se le conoce actualmente. El pozol era preparado por mujeres: en un jicalpestle con agua disolvian con la mano derecha una bola de masa de maíz cocido hasta que quedaba totalmente disuelta. A la masa se le agregaba cacao (cacáhuatl en azteca) y semillas de pochotl molidas. El maíz blanco (tlaolli) era cocido en agua de cal apagada, le quitaban la cáscara y lo molían en mortero de madera o en metate (metlatl, piedra de moler).
 
Como puede verse, los indígenas chiapanecos daban el nombre de pochotl a esta bebida. Nombre que los españoles adoptaron en su idioma castellano como pozol; pues originalmente los indígenas le llamaron pochotl al moderno pozol por la utilización de semillas de pochotl en su preparación. Pero también se dice que se le denominó pochotl en memoria del príncipe tolteca Pochotl, gran divulgador de las propiedades del maíz entre la población indígena de Tenochtitlan.
 
El consumo del pozol de cacao data de la época prehispánica. A principios del siglo se consumía el pozol de cacao al tiempo y sin azúcar. Su consumo entre la población tenía fama porque se decía que era una bebida refrescante y energética; posteriormente se le empezó a tomar con azúcar y hielo (1908), en las ciudades de Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, San Cristóbal de Las Casas y Comitán.
 
En los mequés (fiesta zoque) que se celebraban en la casa de los mayordomos o priostes en honor de algún santo o virgen se tomaba pozol de cacao frío, pero sin dulce. Bajo las enramadas, que se hacían en los patios desde un día antes, las mujeres zoques preparaban el pozol de cacao (cacáhujcuy) con hielo, pero sin azucar. Las priostas, esposas de los mayordomos, se sentaban, con los pies recogidos, sobre petates, signo de distinción y prestigio entre los zoques, para tomar ceremoniosamente el pozol. Asimismo, los tamboreros, piteros, jaraneros y violineros, después de tocar los tradicionales sones chiapanecos, saboreaban una jícara de pozol de cacao. Lo mismo hacían las parejas que, después de bailar el Maná-maná, con música de jarana y violín, disfrutaban de una espumosa jícara de pozol de cacao, exquisita bebida regrescante que para darle sabor y aroma le agregaban canela.
 
El consumo de pozol entre los zoques era similar a la de los tzotziles y tzeltales de los Altos de Chiapas. Los zoques le llamaban al pozol blanco Popóhujcuy (popó= blanco y hujcuy= pozol) y al pozol de cacao Cacáhujcuy. Los tzeltales de Bachajón le llamaban Mats’ y los chiapanecas de Acala, Chiapa, Suchiapa y Chiapilla le llamaban al pozol blanco Naa’ nbima y al pozol de cacao Naa’ nbima yasi. Y tenía entre los antiguos chiapanecas, una significación mitológica: el pozol era considerado la vida misma, por su alto contenido de maíz.


LA PILA:
Monumento emblemático del siglo XVI, fabricado en su totalidad de ladrillo. Primera y única fuente de estilo mudéjar —mezcla del estilo musulmán con el católico— que se edificó en Chiapas. Su diseño es único, no imitó la forma de ningún modelo español. Se localiza en la plaza Ángel Albino Corzo. Iglesia de Santo Domingo.
Fue edificada en la segunda mitad del siglo XVI, entre 1554 y 1572, construido en honor a Santo Domingo de Guzmán patrono del pueblo. Tiene una de las campanas más grandes del país, la cual se encuentra en su torre principal. Es el ejemplo mejor preservado de la arquitectura religiosa chiapaneca del siglo XVI.



 
Esta historia se da lugar en Chiapa de Corzo en la primera mitad del siglo XVII, donde vivía don Alberto Cerda, un rico terrateniente. Jacinto López, su principal criado se encontraba en un estado de salud delicado, y se encontraban esperando su fallecimiento, y así fue, dejando bajo la tutela de don Alberto a su hijo José. El niño fue criado con ciertos privilegios sobre los demás muchachos de la hacienda, de los cuales doña Caridad, esposa de don Alberto, nunca quiso que le fueran dados al pequeño, y a que ella era despiadada y arrogante. Y eso no era todo, pues el matrimonio tenía una hija llamada Concepción, que contaba con la misma edad que José.

Pasado el tiempo, ambos muchachos crecieron, José seguía de criado y Concepción que cada día era más linda, encerrada en su casa. Su único paseo era el que hacía con su papá por las márgenes del río, llevando a José como remero.

El muchacho se enamoró de ella, don Alberto estuvo de acuerdo con el noviazgo, pero no así doña Caridad, y no teniendo a nadie de la casa de su parte, buscó la ayuda de un joven rico y tenorio del pueblo, Fernando Gutiérrez, el cual según doña Caridad siempre había deseado cortejar a su hija, y sin pérdida de tiempo le propuso que se llevará a Concepción lejos de la hacienda y la amara, así todo terminaría con el casamiento de ambos jóvenes.

Fernando tuvo la oportunidad de cometer su fechoría, pero ésta no salió como lo habían planeado, pues resultó que la muchacha se defendió, y este al sentirse despreciado e impotente, sacó un puñal y lo clavó en el pecho de la joven. Cuando recapacitó de lo que acababa de hacer, corrió al lado de doña Caridad con una mentira, diciento que Concepción prefirió morir antes que traicionar a José y que sorpresivamente le sacó el puñal que siempre llevaba en su cinto y antes que pudiera evitarlo, se partió el corazón.

Doña Caridad, que nunca esperó esta tragedia, lo único que hizo fue arreglar un nuevo trato, en donde le echaba la culpa de la muerte a José, quien fue juzgado y condenado a morir en la horca, exactamente cuando el reloj de la plaza tocara la primera campanada de las doce de la noche. Por su parte don Alberto, que se encontraba deshecho, descargaba toda su ira en el infeliz de José, creyéndolo, de igual modo, culpable.

Llegado el día de la ejecución, toda la gente del pueblo se congregó en la plaza, y al llegar la hora, las manecillas del reloj marcaron las doce de la noche, pero jamás se escuchó ninguna campanada. El pueblo de Chiapa vio asombrado que los minutos transcurrieron si que las campanas sonaran. Así el reloj salvó la vida de José.

Fernando, que hasta entonces presenciaba la ejecución, de repente enloqueció y comenzó a gritar: "Yo la Maté", "Yo la maté", al mismo tiempo que acusaba a doña Caridad como su cómplice.

Días después, en lugar de José, Fernando fue colgado y doña Caridad encerrada por cómplice.
Aparentemente todo volvió a la normalidad en el pueblo, pero sus habitantes recordarían aquella noche del 9 de agosto, en que el misterioso reloj de la plaza de chiapa había salvado a un hombre inocente.

Heroica ciudad cuna de bellezas regionales y artesanales